

Ese
Romero

Veo a través de ti
Qué rápido ha pasado el tiempo, tan rápido como para desentenderse del tema y desaparecer para siempre, camino fácil… ninguno de los dos optó por ello. Tal vez hoy no entendamos completamente lo que uno significa para el otro, pero conforme vayamos arriesgando entregar el siguiente segundo de vida, el resultado, en el camino, será más claro que el resplandor de mediodía.
Sentarse a conversar contigo es destapar el alma, hacerte receptora de los rincones más íntimos de mi historia. Apoyar mi mentón en tu cabeza y sincronizar las respiraciones podría dejarme sin vida, tu mirada golpea con fuerza mi pecho y al elevarla a mi rostro nada sería igual, la ventisca desencadenaría uno de los más grandes desastres naturales, atracción.
Un paso en falso y ambos caeremos en el abismo del olvido. ¿Crees que algún momento pasó por mi mente desintegrar el puente que hemos construido? Exactamente, de esta fauna de sentimientos no supe nada hasta que llegaste; lo anterior a ti es, por lógica pura, un reflejo de la ausencia, un vulgar espejismo, cuestión de tiempo.
Es de tu conocimiento que mis palabras quedan cortas ante tu palpitar, ese compás musical marcado por tu respiro de vida ¿Sabes qué siento cuando una inexplicable corazonada remolca mi presencia hacia tu lado? Siento que estamos hechos, no el uno para el otro, sino que estuvimos hechos para andar aprisionados en este mundo, de tal manera que al encontrarnos no hallamos una nueva persona, encontramos la llave para explorar el universo.
La realidad indica que dos seres que se aman no pueden andar eternamente juntos. Es esa la realidad que estamos viviendo, qué podemos hacer, mientras tanto, burlémonos de lo ficticio y caigamos en cuenta que si más pensamos en el futuro, más presente estamos perdiendo.
No cuentes las horas que yo no lo haré, narra todo aquello que hemos logrado de casualidad y por capricho, anda cuéntale a quien quieras todo lo que pudimos hacer y dejamos de lado porque aún no era el momento, cuéntalo de la mejor manera porque sabes que siempre estaré ahí para que lo volvamos a intentar.
Anda, corre a la calle y date cuenta que voz sigues siendo la misma mujer que conocí, la sonrisa que me cautivó, nadie ha asaltado tu esencia; el tiempo ha pasado por nosotros y nos ha hecho reflexionar. Te amo.
Así tu dureza de diamante se vuelva fragilidad de cristal, no olvides que esta humilde compañía te seguirá hasta el fin de los días. Veo a través de ti lo mejor de mis momentos, la ocasión perfecta para nacer, vivir y morir. Veo en ti una mujer, veo en ti mi fuerza a seguir, veo en ti la paz que siempre busqué.
