

Ese
Romero

Les presento a mis hermanos, pues he de llevar su sangre y uno de sus apellidos, aunque no tengamos en común un padre o una madre. Cuando hablo de mi infancia suelo ser cuidadoso al expresar cada palabra puesto que a pesar de ser consciente de muchas vivencias, solo era un niño.
Sonrío de tan solo recordarlo; al describir a aquel infante que fui, enumero las características de alguien que hoy en día ya no soy. De ropa algo sucia, cabellos largos y desordenados, uñas cortas y una que otra cicatriz; el camino que se me presentaba en la vida tal vez no era el más amigable, pero es ante esas circunstancias que uno se convierte en persona, humano que aprende y reflexiona.
Mi madre no tuvo la oportunidad de brindarme hermanos menores, a veces uno no entiende que es el último y después ya no habrán más (mamá ya no estaba ni en la edad ni en las circunstancias económicas como para traer una vida más al mundo). Jorge y Ronald, mis primos, entran a tallar en ese momento, ellos tuvieron una vida muy cercana a la mía y a la vez tan distinta, de repente no padecieron ciertas cosas que a mi familia le tocó, pero es la vida que a ellos se les asignó, ellos no la eligieron ni mucho menos, se ampararon en ella para sentirse más. La humildad que de ellos recibí fue el principal indicador que dio molde a mi formación, una especie de guía que llega al corazón y se ampara como amistad.
Hoy, 16 o 17 años después de aquella foto que no hace más que retratar mi moderada, pero a la vez, hermosa infancia, me sumerjo en la nostalgia en complicidad con la alegría. Ellos son mis mejores amigos, aquellos que la distancia nunca separó de mi alma, aquellos que hoy en día viven sus propias vidas y de repente ya ni se acuerdan de ese niño que juró tenerlos siempre en su corazón. Es cierto, ese niño dejó de serlo hace mucho, pero el juramento no se quiebra y menos si es ante tu sangre.
El padre que tienen es el hombre que más admiro en la vida, no porque me haya brindado mucho, sino porque se desprendió de todo lo que tuvo para sacar una familia adelante. Esos niños de la foto, que también son padres hoy en día están construyendo su propia familia y no les deseo más que el éxito.
Estoy pensando muchas cosas, ahora es mi turno de construir una vida y poco a poco ofrezco más fuerzas para lograrlo; porque soy hijo, soy hermano, soy primo y soy tío y, y lo más importante, algún día seré padre.
Creo que ahora es el momento de brindar todo lo que recibí, creo que hoy mis palabras servirán, creo que hoy le haré recordar a alguien lo que en mí edificó. Creo que hoy es mi turno…
Creo que hoy es mi turno
