Todo fue tan fácil como agarrar una mochila, guardar un par de prendas, y partir de casa. Previo a ello ya había de por medio una propuesta: "¿Qué te parece si nos vamos de paseo?". No sé si lo siguiente a decir estaba dentro de sus planes, nunca me interesó; solamente me importaba que desde ese momento disfrute cada segundo porque, tal vez, en un par de semanas, nuestras manos tengan que separarse por ciertas razones.

 

 

Pensé que era un sueño, que el Desierto Aventura no existía...

 

 

Cuando este blog nació, en primer lugar fue como regalo para la señorita Uzátegui, quien durante todo este tiempo me ha estado acompañando. La idea me interesó, a un par de personas también; es así como hoy escribo esto, no por obligación ni por rutina, sino porque logré encontrarle sentido a algo que me encanta: escribir.

 

 

Razones y ganas para escribir existen, inclusive los temas sobran (tal vez porque solo escribo aquí una vez por semana, no lo sé), pero lo que más me alegra es la forma en que decido el tema a tratar: Hago un análisis de mi última semana y logro recordar todo aquello que me ha brindado altas satisfacciones, sobre ello debo tener una fotografía. Como acostumbro salir con cámara en mano cada vez que algo bueno se acerca, los requisitos para publicar en Ese Romero se han completado.

 

 

- Amor, ¿quieres ir de paseo?

-Claro que sí, mi vida.

-¡Listo! ¿Te parece si nos vamos a Ica?

 

 

De repente el lugar es el más cercano a Lima, pero nadie podrá arruinar el recuerdo que tal aventura de tan solo un día me dejó. Ella y yo abandonamos nuestro hábitat común para recrear lo genial de la vida. Con su compañía era suficiente, pero el ambiente colaboró en cantidades extraordinarias para hacer de ese momento, una razón por la cual seguir adelante.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Agradezco que de cada experiencia aparezca la oportunidad de aprender algo más. Nunca me he cansado de hablar de alguien cuando esta persona lo vale, pero tampoco olvidaré por quién nació Ese Romero, y es a ella a quien hago llegar un fuerte abrazo.

 

 

Hasta el cansancio he repetido que lo bueno de la vida se nos escapa si es que no prestamos atención a lo que nos rodea, y no solo la vida, si no prestamos atención a quienes lo merecen puede que en menos de lo que esperemos, ellos o ellas ya no estén más cerca. No existen excusas para no vivir.

 

 

Cuando no hubo tiempo, lo creé; cuando no hubo espacio, me ordené; cuando no habían esperanzas, respiré, pensé, y me percaté de todo lo que me rodeaba.

 

 

Pensé que era un sueño, que el Desierto Aventura no existía, hasta que abrí los ojos y en sus arenas se levantaba, ya nadie podía impedirme la alegría, que el paisaje y su presencia me ocasionaba.