top of page

Aún conservo su apellido

No sé cuánto tiempo esperé para hablar de este tema, tal vez he esperado desde que aprendí  a sincronizar las palabras con mis ideas; no sé cuánto tiempo esperé por él, por cierto…hace mucho me cansé.

 


Entendí el significado de “papá” observando la actitud de los padres de mis amigos. Tal vez estas vivencias no sean exclusivas ya que a medio mundo le ha pasado, no importa, yo ya lo he superado. Con cinco o seis años no era fácil entender que el regalo que preparaba en clase no iba a ser recogido por nadie, esto no significa que era terco, sino que simplemente era un niño con cierta pisca de esperanzas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Hay quienes dicen que mi rostro es fiel copia del suyo, no los contradigo, no soy ciego.  Veinte años sin la sombra de un padre fueron fáciles, tengo una madre guerrera que cumplió funciones, tanto maternas como paternas, mostrándome que en la vida no había de qué quejarse.

 


Pues hoy no quiero quejarme, ni tampoco hacerle recordar la ausencia a aquel hombre; hoy solo tengo ganas de no sonreír y aclararle que no le guardo rencor de nada, que le agradezco haber aportado para que yo esté en este mundo, y que me disculpe, quisiera agradecerle muchas cosas más pero lastimosamente no existen tales cosas.

 


No puedo escupir al cielo y tildarlo de mal padre, razones habrá tenido. Cuando llegue la hora de que yo cumpla ese rol sé que antes de pensar en ser buen padre, pensaré en no ser uno malo. Todo es simple lógica. Actualmente reflexiono  sobre lo que pude aprender, intento comprenderlo aunque no llegue a hacerlo totalmente.

 


Señor:  Si usted alguna vez dudó sobre el cariño que le tengo , recuerde que hace un par de años soy mayor de edad; recuerde que desde niño nunca negué  tener un padre; recuerde también que sobre mi madre cayó la responsabilidad de qué apellidos darme. Así mismo no olvide que nunca celebré cumpleaños ni navidades a su lado; que nunca pude entregarle algún regalo de los que hice con mucho cariño, cariño que por cierto año a año se desvanecía.

 


Si aún le quedan dudas sobre mis sentimientos, recuerde que antes de ser Alvarado fui Romero. No se preocupe que por casa las cosas andan bien, no hubo dinero ni comida pero sí muchos valores, no hubo riqueza material pero sí espiritual.

 


Si aún duda de lo que siento, recuerde que aún conservo su apellido. De usted no tengo recuerdos pero sé que su sangre corre por mis venas.  Agradezco a lo más celestial que esa sangre sea bombeada por el corazón dibujado a imagen y semejanza del amor, calco de mi hermosa madre.

 

 

© 2014 Ese Romero. Todos los derechos reservados....los izquierdos, también.

bottom of page