

Ese
Romero

La carrera de sus vidas
Las reglas dicen que las puertas de ingreso se cierran a las 9 am, pero todo aquel ser que en su historial tiene por lo menos un enfrentamiento al examen de admisión de San Marcos, sabe que esa disposición solo sirve para que aquellos que no llegaron a la hora usen sus mejores armas para lograr convencer al personal de seguridad de la universidad, ese momento incluye desde ruegos hasta pataletas. Hemos visto de todo.
El pasado fin de semana tuve por trabajo ir a fotografiar los alrededores de la Ciudad Universitaria, local principal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, casa de estudios de la cual me siento orgulloso pertenecer a sus filas. El contexto se me hacía muy familiar, fiel al dicho "a la tercera, la vencida" fue que mi ingreso llegó. El tercer intento me otorgó la satisfacción de contar con un espacio en ese universo que algunos, léanlo bien, nunca entenderán.
Desde mi punto de vista, existe un ego que caracteriza a cada sanmarquino, curiosidad que se le agrega desde que ostenta ser estudiante de la Decana de América y haber salido victorioso de aquella prueba selectiva.
Ante el debate de si la universidad hace al alumno o no, mi posición es que el alumno hace a la universidad, pero nadie, completamente nadie, le va a quitar a San Marcos el prestigio que ha obtenido gracias a todos los exponentes que han emigrado de sus aulas. Valor que muchos otros centros de estudios quisieran tener...San Marcos se lo ha ganado en más de 462 años de vida institucional, no ha sido fácil.
Mientras tomaba las fotos, vi pasar la ambulancia y con ella sonaba la sirena que marcaba el inicio de la prueba; los rostros de los familiares reflejaban miles de sentimientos: seguridad, confianza, algarabía, lamento, preocupación, etc; al fin y al cabo, todos esperaban el mismo resultado: victoria.
Lo que pasa por la cabeza de los jóvenes es indescriptible, puede que sea como dicen que es la muerte: se logra ver nuestra vida entera pensando creyendo que ese momento puede ser el mayor determinante de nuestra vida. Lo último tiene mucho de cierto, el éxito se encuentra en la perseverancia y la lucha a consciencia, nuestra profesión no es un juego.
Dos años después de aquel acontecimiento, puedo certificar todo lo que he obtenido a raíz de ser universitario, es una ley que la vida cambia. He debatido sobre temas muy interesantes, he observado la realidad del país entero resumida en pasillos, he alzado mi voz de protesta, he estado en contra de muchas posiciones, me he divertido con diferentes actividades. Fue en la universidad que he conocido grandes amigos, y a mi mano derecha, mi enamorada.
A quienes recién se enfrentan en esta batalla, no me queda más que escribirles que la carrera de sus vidas no inicia al salir de los claustros, inicia desde que decidieron no ser el futuro del país, sino ser el presente. En un mundo donde todo es competencia, es el sabio quien gana, y a él lo caracteriza la buena toma de decisiones; reflexión y tranquilidad es la clave.
