top of page

Ser subterráneo

Haré un paréntesis entre anécdotas y vivencias, entre casualidades y ocurrencias, para hablar de un tema que muy pocos valoramos porque creemos que todo lo tenemos garantizado, que si algo nos sucede con el tiempo se soluciona y si no se puede pues qué pena. Creo que esa posición que a veces tomamos nos pone una soga al cuello, con la diferencia de que esta soga si la podemos cortar; tenemos las armas y los medios para conseguirlo, de lo que carecemos es de sensatez.

 


Más allá de que tu vida gire en torno al trabajo o al estudio, seas joven o adulto, todos hemos escuchado mil veces que una enfermedad no distingue ni de clases ni de edades, pero…qué tanto hemos aprendido de esa frase que hasta un niño de educación primaria podría entender.

 


Personalmente, la ausencia de buena salud me ha dado un golpe que no tuvo la fuerza de llegar a los sentimientos. Ser testigo de la indiferencia de la gente, la discriminación por parte de alguna persona, el asco que sin razón alguna sienten, son ciertas cosas negativas que acompañan una enfermedad netamente visible, algo que no necesita de palabras para ser informado al mundo.

 


Sin duda alguna la salud es uno de los pilares de nuestra vida, de tal manera que si no somos conscientes en qué estado nos encontramos, siempre estaremos caminando al borde de un abismo. Por una simple enfermedad que no tuve de niño he perdido unos días de clases y tuve prohibido asistir a trabajar “por riesgo de contagio”. Lo que puede significar una simple para laboral, para mí ha sido un baño de realidad, una forma de demostrarme que no tengo nada comprado.

 


Todos estamos propensos a caer en ese mundo que no deseamos, lo peor es que vivimos sin una cultura de prevención, una noción de que lo bueno y lo correcto se acompaña de responsabilidad, persistencia y mucha atención a lo que pasa a nuestro alrededor. No se trata de sentirse mal y preguntarle a alguien si ha tenido algo similar, es tan simple como ir al doctor una vez al mes y revisarse para validar que uno se encuentra bien. Si el dinero es problema, lo puedo entender en ciertas personas, pero no en aquellas que puedan pagar por internet, celulares o buena ropa; nada de lo anterior te puede asegurar vivir más tiempo como una buena salud.

 


Esta semana la he vivido sin moverme, prácticamente sin entablar conversación alguna, siendo visitado de vez en cuando. Me he sentido como el ser creado por Kafka en plena metamorfosis, rechazado por su propia sociedad.

 


Un ser subterráneo que no puede salir a la luz por miedo al “qué dirán”. En mi caso, esto pasará en unos días y todo volverá a la normalidad, ojalá existan quienes puedan entender que ese rechazo que algunos hemos recibido por cosas insignificantes, es el mismo rechazo que algunas personas con problemas más graves sienten. No tenemos derecho a discriminar por apariencias, tranquilamente, a nosotros también nos podría pasar.
 

© 2014 Ese Romero. Todos los derechos reservados....los izquierdos, también.

bottom of page