

Ese
Romero

Álter ego
A un año de haber empezado esta aventura, sería un poco desconsiderado de mi parte no agradecerle a la labor que me ha mantenido despierto por tanto tiempo, con ello no quiero decir que mis estudios son algo secundario, todo lo contrario; simplemente quiero reconocer que encontré entre mis cualidades una que podía regalarle vitalidad a otras personas.
Soy comunicador y laboro en prensa, hace mucho descubrí que eso es mi vida; pero en el camino me topé con algo que reveló una energía que nunca antes había explorado.
En mis ratos libres, después de jornadas laborales y estudiantiles, viajo en buses imaginándome cómo será el nuevo mundo que encontraré, es que de eso se trataba, cada niño que cumplía años era un nuevo universo con miles de ideas por expresar, historias por contar, alegría por compartir, y lo mejor, enseñanzas por otorgar. Por si aún no lo han notado, se los digo en español…animo fiestas infantiles.
Cómo llegué y cómo empecé son detalles con los que tranquilamente podría construir otros artículos, hoy les hablo de todo lo que he aprendido. Por más de un año he convivido con infantes de distintas familias, niños que mostraban realidades muy alejadas. La premisa a todo esto era ofrecerles la fiesta más divertida de sus vidas, hacerles una fiesta con la alegría que me hubiera gustado obtener, hacerles una fiesta como las que nunca pude tener.
Con cada personaje que interpreto invento una historia de acuerdo a lo que ellos deseen. Para qué negarlo, hay niños que se van contentos solo con haber recibido regalos, hay otro grupo de niños que exprimen tu energía entre juegos, saltos, chistes, etc. Con el tiempo aprendí a comunicarme con ellos, con el tiempo aprendí de ellos.
Se me hace tan fácil escribir de esto que de la nada se torna difícil, hay mucho por decir. Solo quisiera que antes de que esta foto cambie de color a blanco negro, decirles que nunca dejen de soñar.
A veces veo tantos niños en la calle que me pregunto por qué no tuvieron esa oportunidad, ¿Quién merece la desgracia a tan temprana edad? Tal vez en casa no hubo dinero pero siempre hubo amor; hoy en día ven en mí a una persona que ha crecido sin rencores y agradece todo lo que recibió, siempre habrá tiempos mejores.
Quién sabe qué cualidades escondemos, recién el año pasado me percaté que en mí había un ser capaz de controlar 60 personas al mismo tiempo, darle la oportunidad a un niño de ser el centro del mundo. Lo que más agradezco de esta experiencia es haberme reencontrado con mi niño interior, aquel que de repente se privó de ciertas cosas vanas pero que ahora sonríe de lo que entrega.
Todos somos distintos, muchas veces juzgamos apariencias y no nos preocupamos de la personalidad. Quien apenas me conoce puede que solo haya observado a un estudiante, o a un joven que intenta armarse un espacio en un centro de labores. Todos somos más de lo que pueden ver.
Cuando Steve camina, su álter ego corre, salta y juega. Ambos llegan al mismo lugar y juntos vuelven a casa, juntos han logrado todo. Sé que comparten muchas cosas en común, eso singular que algunos han calificado como alteración psicológica. ¿Saben? No importa. Ser feliz y regalar sonrisas es lo que hago.
